Por: Stephanie Gamboa
Trabajar para Soacha ha sido el honor más grande desde que inicié en mi carrera como periodista, y es por el mismo hecho que tengo que argumentar lo siguiente:
La política clientelista es un mal que afecta no sólo al Municipio, sino a toda Colombia, pero hay males peores que tienen que ser expuestos para así buscar una solución de raíz; he sido testigo de cómo una violencia silenciosa se apodera cada vez más fuerte en el territorio y está afectando, tenemos un ‘nuevo’ participante en el microtráfico de estupefacientes, pero su presencia está desde hace tiempo atrás.
La presencia de carteles extranjeros en el territorio colombiano data desde la década de los años ochenta en simples alianzas con los carteles de Cali y Medellín, donde los principales jefes de estas organizaciones enviaban la cocaína a sus socios en México y éstos la introducían a Estados Unidos; siendo la participación de los mexicanos en la cadena de producción del narcotráfico la última; su distribución. Sin embargo, desde la caída de ambos carteles colombianos, -1993 y 1995, respectivamente-, el lucrativo negocio del narcotráfico empezó a ser liderado por grupos ilegales al margen de la ley, tales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC - EP), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército de Liberación Popular (EPL), las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), entre otras estructuras.
Estos mismos carteles ahora están haciendo presencia en el territorio de la garulla como el cáncer silencioso que se nota su presencia cuando ya es tarde para combatirlo. ¿Acaso no son suficientes las alertas tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo para reaccionar?
Lo peor del caso es que no sólo la población de los sectores aledaños de Soacha tienen conocimiento de integrantes de carteles mexicanos, también saben de individuos que se identifican como integrantes de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), 'Águilas Negras', facciones de las disidencias de las Farc, las bandas criminales Los Rastrojos, Los Paisas, entre otros.
Esto sólo es un llamado de atención a las autoridades competentes para que actúen, es un grito de auxilio para que rescaten a los niños que están más cercanos a esta problemática y son los más vulnerables de caer en ella debido a las paupérrimas condiciones de vida.
Lo anterior es una columna de opinión que representa las ideas del autor(a) y no compromete a Diario de Cundinamarca.
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