Una de las grandes problemáticas que vivimos los padres de familia en este tiempo es hacer un buen control del uso del celular en nuestros hijos; no quiero satanizar esta herramienta, pero sí es necesario dejar una alerta a modo de prevención para evitar consecuencias extremas y hasta fatales.
¿Los padres somos culpables? En la mayoría de los casos sí, cuando damos acceso al celular a los niños a temprana edad estamos abriendo una puerta que a veces es muy difícil de cerrar. He visto como el celular se convirtió en el distractor perfecto en centros médicos y restaurantes, pero esto aleja a la niñez del mundo real; se convierte en una adicción que causa ansiedad y estrés.
Debemos enseñar a nuestros hijos que el celular puede ser una buena herramienta, pero no deben depender de ella; ese cambio de hábitos se establece en casa y en familia. En mi caso iniciamos con dejar a un lado el dispositivo móvil durante el desayuno, almuerzo y cena. ¡Los padres debemos educar con el ejemplo!
También optamos por incentivar la lectura a través de cuentos cortos, es un buen hábito para promover desde corta edad. En citas médicas llevamos libros para colorear y en lugares como Transmilenio escuchamos rondas infantiles en inglés para reforzar el interés por aprender un segundo idioma.
Estos son algunos métodos de entretenimiento educativo; sin embargo, tampoco podemos omitir que en la actualidad estamos en un mundo conectado que evoluciona a través de la innovación y la tecnología; por ello, los fines de semana mi hijo puede jugar en el celular con la supervisión de alguno de sus padres y por un tiempo limitado.
La estrategia nos ha funcionado y si nosotros ponemos las reglas claras desde el principio este tema será más llevadero porque cuando crezcan ya tienen una rutina establecida. Ocupar la mente de los niños y jóvenes en actividades productivas también les permitirá descubrir sus talentos y fortalecer habilidades.
En la adolescencia es cuando ellos quieren explorar las redes sociales y no nos podemos ir en contra, pero que sí podemos llegar a acuerdos y poner reglas para un uso adecuado de estas; por ejemplo: revisar cuál es la edad adecuada para que ellos tengan su propio celular, según expertos a los 10 años y acceso a redes sociales a los 14 años.
El uso de las redes es importante que sea monitoreado por los padres, previa una conversación con relación al beneficio y riesgo de estas. Tener acceso a sus claves, vigilar lo que navegan en Internet, descargar aplicaciones para restricción de contenidos, no permitir ir a dormir con celulares y controlar el tiempo que gastan en redes sociales son solos algunos consejos que como mamá me atrevo a compartir. Sé que ustedes pueden llegar a acuerdos con sus hijos para poder darle un mejor manejo a las redes sociales y a los celulares.
Como lo dije al inicio, con este artículo no quiero satanizar la tecnología. La invitación es a compartir en familia tiempo de calidad para tener relaciones familiares más sólidas y a hacer de nuestros hijos mejores seres humanos.
Por: Nina Johana Lemus
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